Nuestra Historia

Nadie te enseña a cuidar de tu piel. Sin embargo cuando tu mamá es cosmiatra, comprar las últimas cremas y conocer la última tecnología en tratamientos estéticos era un asunto de todos los días. Desde la adolescencia aprendimos con ella la importancia de cuidar de nuestra piel lo cual se convirtió en un hábito que hace parte de nuestra vida diaria y que nunca imaginamos que se convertiría en una pasión compartida en familia.

Pero lo que hoy parece un bello sueño convertido en realidad, tuvo un inicio en un cuartito en nuestro pequeño apartamento. Nuestra mamá, a quien todos conocen como Esther, empezó sus estudios universitarios en Ciencias del Esteticismo a sus 45 años, con esposo, casa, dos hijas adolescentes y un trabajo demandante de 9 a 5. Ahora que somos adultas, entendemos el esfuerzo y el sacrificio que requirió y la admiramos aún más. Pero lo que pocos conocen es que sus estudios fueron una terapia ocupacional para distraer su mente  mientras batallaba un caso severo de reflujo gástrico que fue diagnosticado en un estado muy avanzado. A pesar de su debilitante condición, todos los días con entusiasmo se sentaba en las aulas de clase a aprender, hacía sus tareas con rigor y practicaba con sus osos de peluche los masajes faciales que aprendía a diario.   Nuestro papá quien llenó nuestras vidas de arte, le cedió su estudio para practicar. Allí la equipó con su primera camilla, sus primeros productos de cabina y algunos aparatos para jugar de esteticista. Pero lo que empezó como un interés en la belleza, se fue convirtiendo en una pasión que ella nunca pensó que se convertiría en su profesión.

Como hijas nos enorgullecimos cuando se graduó y vimos como de boca en boca su agenda se iba llenando y ella se expandía viajando a congreso, comprando nuevos aparatos y enriqueciendo siempre sus conocimientos en alta estética. 

Y ¿dónde entramos nosotras como hijas a esta historia?  Cuando un día con ojitos soñadores nos dice: ¡Cómo quisiera abrir un salón! En ese momento no teníamos cómo aportar a esa conversación. Y la dejamos ir descubriendo solita qué es exactamente lo que ella estaba soñando mientras nosotras también estabamos estudiando nuestras carreras y formando nuestros propios caminos de vida.

Empecemos por Lyn…

Lyn es Licenciada en Ciencias de la Comunicación con una Maestría en Comunicación Corporativa. Trabajó en canales de televisión como presentadora y productora, en radios como locutora y se desenvolvió como Gerente de Relaciones Publicas y Mercadeo en grandes empresas.  Su pasión por la belleza empezó desde que su propia carrera en televisión requería de una imagen impecable y poco a poco fue interesándose en visagismo, cosmiatría y estética. Se certificó como lashista y facialista pensando en que quería apoyar a Esther en poner su “salón” pero lo que no sabía es que esto se convertiría en las bases de nuestro emprendimiento.

Ahora con Kelly…

Kelly es Licenciada en Letras y Filosofía con una Maestría en Administración de Empresas desempeñando cargos ejecutivos y de gerencia en banca por 11 años. Y todo cambió cuando llegó a su vida un brasileño que le robó el corazón y se la llevó a Brasil donde descubrió el maravilloso mundo de la estética. Todos creerían que fue influenciada por Esther pero fue tratando de buscarle productos innovadores para agregar a su cabina que Kelly tuvo que hacer su primer curso de Limpieza de Piel. Sin una certificación, ninguna empresa brasileña vende productos profesionales. Lo que empezó como un requisito de 3 meses para comprar productos se convirtió en un título profesional de 2 años de Técnico en Esteticismo. Y dado a que durante el estudio se deben comprar equipo y productos para completar horas prácticas convirtió sus nuevos conocimientos en una clínica ambulante atendiendo faciales a domicilio en Sao Paulo. Pero como Brasil es un país muy grande, estudió una Maestría en Marketing Digital en la Fundacao Instituto Administracao de la Universidad de Sao Paulo para poderse promocionar y tener clientes. Y con la creación de la primera página web se despertó el deseo de formalizar una marca y el nombre Estética Facial surgió porque simplemente se lee en español y en portugués por igual.

Acelerando el tiempo…15 años después de ese título universitario a los 45 años, vidas y carreras difrentes  y ese cuartito en donde todo comenzó, hoy es una empresa familiar llamada Estética Facial donde reunimos las mejores técnicas aprendidas, unificamos todos nuestros talentos y donde depositamos toda nuestra pasión a diario.